Cuando empecé a correr, de eso hará casi diez años, oía que decían: “Correr es de cobardes”. Yo siempre he pensado que correr es de valientes. Porqué muchas veces no conoces tus limitaciones y hasta dónde eres capaz de llegar.

¿Por qué el yoga es el complemento perfecto para los corredores?

Hay muchos factores que se trabajan cuando practicas ambas disciplinas. Uno de ellos es el control de la respiración. Una de las primeras cosas que aprendí cuando me inicié en el running fue aprender a respirar correctamente, incluso poder hablar mientras corría, y eso me llevó más tiempo. Es fundamental el saber racionalizar el aire, tanto el que entra por la nariz, como el que sale por la boca. Una de las respiraciones que se practica en yoga es la respiración Kapalabhati o «respiración fuego» que es idónea para el calentamiento, generar calor y aumentar la energía, sobre todo al inicio de ambas prácticas.

Otro factor central es el estiramiento. Muchos de los corredores sufrimos de acortamiento de los isquiotibiales  y de los gemelos. Por eso mismo, una parte importante es el estiramiento de después. De ahí que practicar yoga después de un entrenamiento o una pequeña carrera, sea el complemento ideal para ambas prácticas. Con el estiramiento y las asanas de yoga también ganas en flexibilidad, adquieres una mayor zancada y evitas tener lesiones. Porque correr es más un deporte de impacto, se requiere mucha fuerza al ser  una disciplina de gran intensidad.  Por este motivo, lo importante es tener un método o un hábito guiado de estiramientos y a su vez de entrenamientos.

La fortaleza física también es crucial. Cuanto mejor estemos físicamente, mejor resistencia, capacidad pulmonar y respiratoria tendremos. Además, a través del yoga se fortalecen los músculos mediante ejercicios isométricos, dónde se trabajan los músculos del core, cuádriceps, femorales y glúteos.

Otro de los factores es el equilibrio, la concentración, el Mindfulness. Cuando estás corriendo te olvidas de todo, es uno de los mejores antídotos para combatir el estrés, la ansiedad y el insomnio. Llega un momento que lo único que necesitas es ponerte tus zapatillas y salir a correr. No necesitas música o ir en compañía de alguien, sino aprender a estar contigo mismo disfrutando de tus recorridos. Por esa razón, tanto el running como el yoga son meditaciones en movimiento. Cuando corres también desarrollas control mental, algo tan importante cuando practicas yoga. Intentas abandonar  estar en modo mente para estar más en modo sentir y conectar no sólo con tu cuerpo, sino también con el silencio y con tu respiración. Esto lo comparten ambas disciplinas.

Y por el último,  hay que destacar otro factor, pero no por ello menos importante, el control postural que adquieres corriendo, cuando practicas yoga. Algo que yo he notado que he desarrollado cuanto más he profundizado practicando ambas disciplinas. Ahora soy más consciente de mi cuerpo, de la postura, y de los movimientos para alcanzar el máximo rendimiento.

Esta reflexión que hago del running se puede aplicar también a otros deportes para ganar en salud mental y física.

¿Te gustaría mejorar el running a través del yoga? ¿Quieres ganar más flexibilidad? ¿Quieres mejorar quizás tus marcas?

Namasté.

Laura Montes-Tallón